El glaucoma se puede clasificar según la apertura del ángulo iridocorneal (glaucoma de ángulo abierto y de ángulo cerrado), según su origen (primario y secundario) y según su momento de aparición (congénito, infantil, juvenil y adulto).
No obstante los glaucomas más comunes son:
Glaucoma de ángulo abierto
El glaucoma crónico simple o glaucoma crónico de ángulo abierto es una enfermedad crónica que afecta al nervio óptico, que conduce la visión desde el ojo hasta el cerebro. Por tanto, la afectación del nervio óptico se traduce en una pérdida progresiva de la visión. Se trata de una enfermedad, a veces hereditaria, y otras veces relacionada con el envejecimiento, en la que se produce un aumento en la presión del ojo por existir un daño en la estructura por la que se elimina el humor acuoso, líquido que es producido por el propio ojo y que es necesario para el bienestar del mismo.
Este aumento de la presión ocular daña el nervio óptico que está formado por fibras nerviosas (neuronas similares a las del cerebro) que conducen la información desde la retina, donde se forma la imagen, hasta el cerebro, donde se procesa. La pérdida de fibras nerviosas por el aumento de presión se traduce en una pérdida progresiva del campo de visión, afectándose primero la visión periférica, y mucho después la visión central. Es por ello por lo que la enfermedad no da síntomas hasta que la pérdida de visión es importante. Por ello muchas veces, se empieza a notar cuando la visión periférica está ya muy reducida, y el paciente refiere ver «como a través de un tubo» («visión en escopeta«). Si la enfermedad progresa más puede conducir a la ceguera irreversible.
Al igual que las neuronas del cerebro, las fibras nerviosas del nervio óptico no se regeneran, y por tanto, cuando mueren, ya no son recuperables. Es pues muy importante la detección temprana de la enfermedad para poder tratarla a tiempo, antes de que el daño producido sea importante. Para ello, es necesario acudir al oftalmólogo en cuanto se detecte cualquier problema, o de forma rutinaria a partir de los 40 años para controlar la tensión ocular.
El glaucoma crónico simple sólo lo puede diagnosticar el oftalmólogo mediante una exploración minuciosa del ojo que incluye tomas repetidas de tensión ocular y campimetrías.
Glaucoma de ángulo cerrado
El glaucoma agudo o de ángulo cerrado es una patología en la que se produce un aumento brusco y muy importante de la presión del ojo, cursando generalmente con enrojecimiento del ojo, intenso dolor del ojo y de la cabeza, e incluso a veces náuseas y vómitos.
Se produce por un cierre del ángulo, es decir, de la estructura por la que se elimina el humor acuoso, líquido que es producido por el propio ojo y que es necesario para el bienestar del mismo. La continua producción del humor acuoso y su imposibilidad de eliminación hace que el líquido se acumule y eleve de forma importante la tensión del ojo. Esto puede producirse en el seno de un glaucoma crónico de ángulo estrecho (en donde existe una predisposición al cierre angular por la anatomía de ese ojo en particular), o como consecuencia de inflamaciones oculares repetidas mal tratadas, tratamientos prolongados con corticoides, cataratas de muy larga evolución no intervenidas u otras muchas causas.
Lo más importante es el tratamiento precoz para bajar la tensión del ojo. Un episodio aislado de elevación de la tensión, en muchos casos no tiene consecuencias graves, pero siempre hay que estudiar la causa. Episodios repetidos de glaucoma agudo generalmente ocurren en el seno de un glaucoma crónico de ángulo estrecho, y pueden tener consecuencias muy graves e incluso la ceguera, porque el aumento de tensión mantenido daña al nervio óptico y puede afectar gravemente la visión.
Glaucoma normotensivo
El glaucoma normotensivo , también llamado de tensión normal o glaucoma de baja tensión es un tipo de glaucoma que se produce cuando la presión intraocular del ojo (PIO) se encuentra dentro de los niveles considerados estadísticamente normales de forma permanente (por debajo de los 21 mmHg) y, aún así, las fibras del nervio óptico secundario aparecen dañadas y se produce pérdida del campo visual. Las causas de esta enfermedad son desconocidas y pueden ir desde factores hereditarios a problemas vasculares o cierres intermitentes del ángulo de drenaje del humor vítreo o al uso de esteroides que pueden haber provocado una subida de la presión intraocular transitoria y daño en el nervio óptico y en el campo visual. En otros pacientes la salud de su nervio óptico está tan comprometida por diversas causas (por deterioro estructural o por deterioro metabólico) que, incluso una presión intraocular que se mantenga dentro de niveles considerados normales les puede resultar nociva.
Al igual que en los tipos de glaucoma más comunes, el diagnóstico del glaucoma normotensivo debe ser lo más precoz posible para evitar daños mayores e irreversibles en el nervio óptico, ya que esta patología no suele presentar síntomas hasta que ya se ha producido una pérdida de campo visual. El aspecto del nervio óptico de los pacientes con glaucoma normotensivo es similar al de los pacientes con otros tipos de glaucomas relacionados con presiones intraoculares elevadas, aunque, en ocasiones, se puede observar la presencia de hemorragias en la parte visible del nervio óptico (papila).
Es mas común en ancianos, ancestros asiáticos, componente genético probable, miopes, y mujeres. En estos casos los especialistas suelen optar por tratamientos de glaucoma dirigidos a bajar aún más la presión intraocular porque un nervio óptico que ya está débil o dañado no suele soportar una PIO dentro de los niveles estadísticamente normales y menos una PIO elevada.
Glaucoma congénito
Bajo el término de glaucoma congénito se consideran una serie de enfermedades, la mayoría de origen hereditario, que se caracterizan por existir una anomalía ocular en el nacimiento responsable de un aumento de la presión intraocular (PIO). El glaucoma congénito engloba a varios subtipos de glaucoma. Su gravedad varia dependiendo de la edad de aparición, la agresividad de la enfermedad y de la presencia de malformaciones asociadas. Este tipo de glaucoma es de los que tienen un pronóstico más grave, sin embargo no se debe pensar que se asocia irreversiblemente a la ceguera. No obstante, los afectados deben seguir un control oftalmológico adecuado durante toda su vida.
Si bien su frecuencia es baja, el glaucoma congénito es uno de los tipos de glaucoma más temidos. Esto se debe principalmente a que afecta a niños y, además, por la propia severidad de la enfermedad. Vamos a describir brevemente algunos de los conceptos básicos de este tipo de glaucoma.
La etiqueta de glaucoma congénito engloba a diversos tipos de glaucoma que aparecen en la primera infancia. Por ello es conveniente conocer que no todos los afectados tienen exactamente el mismo tipo de glaucoma, además su agresividad y la visión potencial que el niño podrá alcanzar también pueden ser diferentes.
El subtipo de glaucoma congénito más frecuente es el glaucoma congénito primario. En este caso la anomalía del desarrollo afecta únicamente a las vías de drenaje del humor acuoso, es decir, no se han desarrollado correctamente las zonas del ojo por donde se produce la salida del líquido que permite el correcto funcionamiento del mismo. Sin embargo, aunque la alteración inicial se limita a esta zona, la elevación de la presión intraocular en un ojo que se está desarrollando va a producir otros problemas. Entre ellos destacan la pérdida de la transparencia normal de la córnea y el crecimiento exagerado del ojo. En la mayoría de los casos la enfermedad es bilateral, aunque no siempre la agresividad de la enfermedad es igual en los dos ojos. Si el niño no es tratado o el tratamiento fracasa, la evolución de la enfermedad va a conducir a un ojo ciego, muy grande y con un gran adelgazamiento de la capa externa del ojo (de color blanco y que se denomina esclera). La coloración de estos ojos es además violácea, ya que a través de la esclera se transparenta la capa vascular subyacente (la coroides) y la córnea puede volverse blanquecina. Este cuadro se denomina buftalmos.
Pronóstico. Desgraciadamente, los datos globales de los que disponemos no se pueden trasladar a los casos individuales, ya que el pronóstico está condicionado, tanto por la propia enfermedad, como por las complicaciones que se asocian a las cirugías que se deben realizar. Se debe tener en cuenta que estos niños deberán mantener un seguimiento oftalmológico adecuado durante toda su vida, e incluso en aquellos cuya presión se controla con las cirugías iniciales puede ser necesario realizar nuevas cirugías a lo largo de su vida adulta. En general, el pronóstico es peor cuanto más precoz sea la aparición de la enfermedad. Aproximadamente un 80% de los niños alcanzan la vida adulta con una buena visión en al menos uno de los ojos.
Las causas por las que a veces la visión no es buena son múltiples. Por un lado, a veces la enfermedad es más agresiva en uno de los ojos, en otros casos la presión se controla pero el desarrollo de la visión en uno de los ojos no es buena (ojos ambliopes-ojo vago) y, finalmente, en algunos casos pueden aparecer complicaciones oculares como desprendimientos de retina, cataratas o inflamaciones, que pueden asociarse tanto al propio glaucoma congénito como aparecer como complicaciones quirúrgicas.
Otros tipos de glaucoma infantil. Existen muchos otros tipos de glaucoma infantil. Algunos de ellos aparecen asociados a otras malformaciones oculares (por ejemplo, el síndrome de Peter o la aniridia,) o que afectan a otros órganos del cuerpo (por ejemplo el síndrome de Rieger o el síndrome de Sturge-Weber). Otros son glaucomas secundarios a traumatismos, cataratas congénitas, infecciones en el embarazo, etc. Sin embargo, en los síndromes plurimalformativos más frecuentes la aparición del glaucoma no suele ser en los primeros años de vida.
El tratamiento de estos casos depende del tipo de malformaciones oculares que se asocien. Igualmente, el pronóstico visual depende no sólo del control de la presión intraocular, sino de la repercusión de las malformaciones asociadas
Otros tipos de glaucoma
Existen más tipos de glaucoma de los aquí expuestos, por ejemplo:
– Glaucoma pseudo exfoliativo
– Glaucoma neovascular
– Glaucomas hiperbáricos
– Glaucoma asociado a miopía magna, etc